La actitud de los padres es fundamental a la hora de detectar y abordar un problema de fobia social.
Por un lado no se debe permitir que el niño no vaya a la escuela. Sin
embargo, una actitud rígida e impositiva al respecto puede sensibilizar
aún más al menor. Es por ello que los padres deben mostrar una actitud
comprensiva y de aceptación de lo que al niño le ocurre, pero de “no
aprobación” de su comportamiento resultante: no ir a clase. Por ejemplo,
pueden usar frases como “Me doy cuenta de que lo pasas mal cuando debes
ir al colegio y te comprendo, pero tenemos que buscar la forma para
ayudarte a que pierdas el miedo”. O “es importante ir al cole y yo estoy
dispuesto a ayudarte de la manera en que lo necesites, pero quedándote
en casa no lo estoy haciendo”.
Volver a la escuela es la terapia más eficaz pues, como en el
resto de las fobias, es muy importante ayudar al niño a enfrentarse a su
miedo. A la exposición se pueden añadir otras técnicas como la
relajación previa en casa para que el niño vaya menos activado, o la
visualización emotiva de imágenes agradables (por ejemplo verbalizar al
niño las cosas buenas que puede encontrar cuando vaya a clase, así como
la forma de resolver las dificultades que podría encontrar allí con su
profesor u otros compañeros). Un psicoterapeuta especializado es quien
entrena a los padres en la aplicación de estas técnicas.
Si conocemos el motivo por el cual el niño no quiere ir al colegio es
importante hablar de esto con él y transmitirlo en la escuela, para que
también lo tengan en cuenta facilitándole el terreno en la medida de lo
posible (por ejemplo, si hay un niño que le insulta debemos pedir a su
tutora que esté especialmente pendiente de dicho niño y del
comportamiento de nuestro hijo).
De una manera suave, pero firme, los padres deben insistir en el
regreso inmediato del niño a la escuela, por lo que deben explicarle que
debe volver al día siguiente y así cumplirlo. Después, es recomendable
que durante el camino a la escuela se elija un tema de conversación
agradable para vuestro hijo, sin evitar la conversación en caso de que
el pequeño exprese su malestar, pero manteniendo la postura de que debe
ir a la escuela y afrontar sus miedos.
También es importante que los padres ayuden al niño fuera de casa a
pasar más tiempo con otros chicos y chicas de su edad y no tanto con
ellos. De esta manera, adquirirá las habilidades sociales adecuadas para
relacionarse con sus compañeros de clase.
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